Arte en hospitales – más allá del adorno

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Evidencia científica y sensibilidad artística se entrelazan para revelar el arte como parte vital de la infraestructura del cuidado.

Este artículo se basa en la revisión “The effects of viewing visual artwork on patients, staff, and visitors in healthcare settings: A scoping review” realizada por Foster et al. (2025) y publicada en la revista científica PLOS ONE.

Introducción

Durante mucho tiempo, el arte en los hospitales ha sido tratado como un gesto ornamental: cuadros que llenan el vacío de los pasillos, murales que suavizan el blanco aséptico de las paredes. Sin embargo, la investigación científica empieza a demostrar lo que artistas, pacientes y comunidades han intuido desde siempre: el arte no es un adorno, es parte de la infraestructura del cuidado.

Más allá de embellecer, el arte visual puede transformar la experiencia hospitalaria en su totalidad, actuando como un agente silencioso que regula emociones, reduce el estrés, construye pertenencia y teje relaciones humanas en escenarios donde el cuerpo, la mente y la fragilidad se encuentran. La evidencia reciente lo confirma: mirar obras de arte en entornos de salud no solo influye en el estado emocional de pacientes, sino que también mejora el bienestar del personal médico y los visitantes. En otras palabras, el arte no acompaña al cuidado: es cuidado.

Hospital Harlem . Obra de Ángel Garcis. Cortesía del Departamento de Artes en Medicina de NYC Health + Hospitals.

El arte visual en el corazón del cuidado

El proyecto HoME (Hospital Murals Evaluation) emprendió una tarea ambiciosa: explorar el impacto del arte visual en hospitales y centros de salud desde una perspectiva amplia y rigurosa. A través de una revisión exploratoria (scoping review), los investigadores sintetizaron décadas de estudios y experiencias que analizan cómo murales, pinturas y otras formas visuales afectan a quienes habitan estos espacios.

La revisión identificó más de 25.000 registros académicos, de los cuales 68 estudios cumplieron con los criterios de inclusión, sumando más de 6.000 participantes entre pacientes, personal médico y visitantes. Los resultados ofrecen una visión compleja y profunda: el arte visual produce beneficios mensurables en el bienestar físico y mental, reduce indicadores de ansiedad, mejora la percepción del entorno hospitalario e incluso influye en parámetros fisiológicos como el ritmo cardíaco o la percepción del dolor.

El dato más revelador es que estos beneficios no se limitan a los pacientes. El personal médico y los visitantes —quienes también enfrentan tensiones, desgaste emocional y ansiedad— reportan mejoras significativas en su experiencia hospitalaria cuando están rodeados de arte visual.

Esto convierte al arte en una herramienta transversal, con un alcance colectivo que supera la atención individual para convertirse en un componente estructural del sistema de cuidado.

Hallazgos clave del estudio HoME

Los resultados de la revisión de Foster et al. (2025) pueden sintetizarse en cuatro ejes principales:

  1. Bienestar mental y emocional: La contemplación de arte visual se asocia consistentemente con reducciones en estrés y ansiedad. Pacientes reportan sentir calma, distracción positiva y consuelo emocional en medio de situaciones médicas difíciles.

  2. Mejor percepción del entorno hospitalario: La presencia de arte transforma el modo en que las personas perciben el espacio. Los hospitales dejan de ser meros escenarios de enfermedad y se convierten en lugares habitables, con identidad y calidez.

  3. Fortalecimiento del sentido de pertenencia: Las obras artísticas fomentan una relación más humana entre quienes comparten el espacio hospitalario. Los murales y pinturas se convierten en puntos de encuentro, conversación y memoria compartida.

  4. Impacto colectivo: Los beneficios no se restringen a los pacientes. Médicos, enfermeras y personal sanitario experimentan mayor satisfacción laboral y menor desgaste emocional, mientras que los visitantes perciben una atmósfera más acogedora y menos intimidante.

Estos hallazgos respaldan una idea que debería transformar las políticas sanitarias: el arte visual es infraestructura esencial para la salud, al mismo nivel que la arquitectura, la iluminación o el mobiliario.

Reflexiones desde el observatorio: el arte como piel emocional

Desde el marco conceptual de ArteMental, estas conclusiones dialogan con una idea central: el arte funciona como una piel emocional que recubre y transforma los espacios donde el cuerpo y la mente se encuentran vulnerables. Inspirados por las “cinco pieles” de Hundertwasser, podríamos decir que el arte hospitalario representa una extensión de la segunda y tercera piel —vestido y hogar—, expandiéndolas hacia una cuarta piel institucional, donde el espacio mismo se convierte en organismo sensible.

En este sentido, un mural no es una pared pintada: es un tejido simbólico que conecta historias, memorias y afectos. Es un atlas emocional que guía a los cuerpos a través del tránsito de la enfermedad, que invita a la pausa y que recuerda, incluso en el dolor, la capacidad humana de crear belleza.

Además, pensar el arte como parte del cuidado implica desplazar la mirada desde el individuo hacia el territorio.

El hospital deja de ser un lugar neutral y se convierte en un cuerpo colectivo, una extensión del tejido social que puede sanar o herir. El arte, al intervenir este territorio, no solo decora: lo humaniza.

Implicaciones para el futuro del arte y la salud

Los hallazgos del estudio HoME y las reflexiones derivadas abren un camino que trasciende la investigación académica. Tienen consecuencias prácticas y políticas profundas:

Para los sistemas de salud

Es urgente reconocer el arte visual como parte de la infraestructura del bienestar. Esto implica incluirlo en presupuestos, marcos normativos y estándares de diseño hospitalario, no como un lujo, sino como una necesidad.

Para artistas y diseñadores

El hospital emerge como un espacio legítimo de creación. Aquí el arte no es un objeto de contemplación pasiva, sino un agente activo que colabora en los procesos de sanación física y emocional.

Para instituciones culturales y educativas

Es necesario fomentar alianzas entre museos, universidades y hospitales para investigar, diseñar e implementar proyectos artísticos que respondan a las necesidades reales de pacientes, personal y comunidades.

Para la sociedad en general

Cambiar la percepción del arte como “decoración” es clave para entender su rol transformador. Un mural en una sala de espera puede ser tan importante como un medicamento en un botiquín: ambos intervienen en la salud, aunque desde dimensiones diferentes.

La ciencia comienza a poner palabras a lo que el arte siempre ha sabido: crear imágenes también es crear salud.

Un mural puede reducir la ansiedad de un paciente, sostener el ánimo del personal médico y ofrecer consuelo a quien acompaña. Puede transformar un hospital en un lugar de encuentro, de memoria, de esperanza.

Pensar el arte como una piel emocional nos invita a imaginar hospitales que no solo curen cuerpos, sino que también acompañen almas. Espacios donde el cuidado sea integral, donde la belleza tenga un lugar legítimo y donde la salud sea entendida no como ausencia de enfermedad, sino como un tejido complejo de relaciones entre cuerpo, mente, espacio y comunidad.

En tiempos en que los sistemas sanitarios enfrentan desafíos crecientes, reconocer el poder del arte no es un gesto romántico: es una estrategia basada en evidencia. Porque, más allá del adorno, el arte sigue recordándonos que incluso en medio de la fragilidad, seguimos siendo profundamente humanos.

Referencias

Foster, J., Khan, A., Thomson, L., & Chatterjee, H. (2025). The effects of viewing visual artwork on patients, staff, and visitors in healthcare settings: A scoping review. PLOS ONE, 20(3), e0287462. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0287462

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